Dentro de la arquitectura religiosa destaca la Iglesia Parroquial bajo la advocación a Nuestra Señora de los Ángeles.
También destacan otras edificaciones religiosas, las numerosas ermitas existentes: San Bernabé, construida en mampostería en 1636; San Pedro Mártir de Verona, de 1632; San Nicolás, de 1774, en el mismo núcleo urbano y de carácter entre civil y religiosa, con atrio en forma de lonja; Santa Cruz, en ruinas; San Miguel o de la Magdalena, de 1567 y reformada en 1774.
Existió la ermita en advocación a Santa Librada, de la que se sabe se reedificó en 1742 y fue bendecida en 1749.
Son dos los peirones inventariados en Burbáguena, el de la Virgen de Herrera y el de San Antón. También se han localizado dos relojes de sol.
Su monumento civil más simbólico es el Castillo medieval. En esta localidad podremos apreciar un gran número de viviendas nobiliarias que, junto a la vecina localidad de Báguena, forman dos de los conjuntos más interesantes del Jiloca. Es el palacio de los Latorre, conocidos también como marqueses de Montemuzo, el que posee las características monumentales más significativas de toda la comarca, debido a sus grandes dimensiones.
Otras viviendas interesantes son la Casa de don Juan y la casa Liñán, o la Casa de los Gonzalo de Liria sin olvidarnos tampoco del Ayuntamiento.
El castillo de Burbáguena
El castillo de Burbáguena, «Burbaca» o «Burbachana», existía según Andrés y Valero en el siglo XII. En un principio, pertenecía al Señor de Albarracín que en 1192, lo entregó a su hijo Álvaro con motivo de su matrimonio con Inés de Navarra.
En 1214, pertenecía todavía, junto al de Ródenas, a Gonzalo de Azagra. En 1208 Pedro II confirmó al monasterio de Marimond la donación de los lugares de Burbáguena, Tornos y Embid hecha por doña Catalana, abadesa de Casbas. Tenemos noticias de obras en el castillo en 1295 y en 1344.
En 1363 el castillo se rindió a las tropas castellanas y, cuando volvió a manos aragonesas en 1364, se reparó nuevamente. Del antiguo Castillo, situado en una plataforma elevada desde la que divisa la localidad y una buena parte del Valle del Jiloca, sólo quedan dos torres construidas en tapial. En una de ellas la base se construyó en mampostería reforzada con sillares en las esquinas, mientras que en la otra el tapial se reforzó en las esquinas con ladrillos.
Ambas han sido tan reutilizadas y trasformadas, una de ellas utilizada como palomar, por lo que es difícil apreciar su construcción original. Sabemos que existía un tercer torreón sobre cuya base, todavía hoy apreciable, hace unos años se construyó una torre para albergar un reloj. También perduran restos de la muralla exterior.
La Iglesia parroquial de Burbáguena
La iglesia de Burbáguena se construyó sobre una primitiva iglesia en el año 1544, siendo ampliada en 1592 y derribada en 1745. Fue en 1746 cuando se iniciaron las obras del actual templo, que según el estudio de José María Carreras, se efectuó en varias fases, finalizando el grueso de las obras en 1763. Su portada data de 1768.
El maestro de obras de la construcción fue Francisco Subirón, natural de Anento y vecino de Burbáguena. En 1851, se llevó a cabo una reparación en la que participaron los ciudadanos del pueblo, el Ayuntamiento y la Casa Real. El 5 de febrero de 2002, apareciendo publicado en el Boletín Oficial de Aragón, fue declarada como Bien de Interés Cultural en el Censo General del Patrimonio Aragonés.
La torre, de influencia mudéjar, fue decorada con ladrillos, siendo terminada en 1774. Quedan muy pocos retablos originales. En 1963, el pintor zaragozano, Alejandro Cañada, pintó diferentes Pasos en el interior del templo. Donde ahora se encuentran las pinturas, anteriormente había unos preciosos retablos, muchos de ellos desplazados a otros pueblos para decorar algunos templos que sufrieron los desastres de la Guerra Civil y la demolición de sus iglesias.
Palacio de Latorre
El palacio de Latorre de Burbáguena cuenta con más de treinta metros de fachada, que delimita gran parte de la calle Mayor en la zona más próxima a la Iglesia. La vivienda original era de sillería hasta el primer piso, siendo el resto de ladrillo o tapial.
A finales del XIX o principios del siglo XX sufrió una profunda transformación que afectó a toda la fachada. Se cubrió de cemento imitando casetones y se decoró con diversas cornisas, estucos, líneas de imposta y frontones, dándole un aspecto muy urbano y señorial. En la planta baja encontramos tres puertas con arcos rebajados y varias ventanas.
En la segunda destacan sus seis balcones que enmarcan el blasón familiar, perteneciente al Linaje de los Latorre. En el tercer piso encontramos otros siete balcones, en perfecto eje con los anteriores y con las portadas de la planta calle. Lo único original conservado, además de las rejerías, es el alero de madera, muy similar al de la Casa de Valero de Bernabé (Calamocha).
Casa de Don Juan
La conocida casa de Don Juan de Burbáguena se encuentra a escasos metros del palacio de Latorre. La vivienda fue construida en 1508 para el párroco mosen Pedro Martínez Malo y realizada por el maestro fustero Ali Aquen. Es una vivienda de tres plantas, todas ellas de ladrillo, con una portada de medio punto y chambrana desplazada hacia la izquierda de la fachada. En el resto del lienzo del primer piso emplea un aparejo toledano.
La segunda planta está separada de la primera mediante una imposta, y cobija un balcón desplazado también hacia el mismo lado que la puerta y una ventana, ambos vanos adintelados con ladrillo. La tercera planta está decorada con una galería de arquillos de medio punto, doblados y unidos a través de las impostas.
Destaca también el alero, de gran profusión decorativa que, sorprendentemente, no es de madera sino que alterna hiladas de ladrillos con diferentes motivos decorativos. Presenta varias hiladas de ladrillo en saledizo, entre las que se disponen otras con decoraciones del mismo material en diferentes formas, unas a modo de dentículos muy separados y otras de ladrillo en esquinillas de tradición mudéjar. Se remata el alero con una serie de ménsulas con cabezas de angelotes, entre las que se disponen otros ángeles, en este caso alados.
Ermita de San Bernabé
Esta ermita de Burbáguena consta de una sola nave de poca altura cubierta por techumbre a dos aguas. Conserva todavía un retablo barroco, un pórtico de acceso con una puerta de madera recubierta de plancha de metal en la que se aprecia la fecha de 1898. En un lateral se ha dispuesto un porche a un agua adosado a la nave de la ermita.
*Texto facilitado por xiloca.org
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